segunda-feira, 25 de maio de 2009

Debate Os 40 anos da morte do Padre Henrique

Debate "Os 40 anos da morte do Padre Henrique"



Local: Auditório do Centro de Educação da UFPE
Data: 28 de maio de 2009, às 10h.


Breve história do Pe. Henrique

O trucidamento do Padre Henrique é obra

daqueles que julgam estar salvando a civilização cristã

com a eliminação de sacerdotes e líderes estudantis.

Dom Helder Câmara

Maria do Carmo Andrade

Bibliotecária da Fundação Joaquim Nabuco



O Padre Antonio Henrique Pereira Neto, conhecido como Padre Henrique, nasceu no Recife, no dia 28 de outubro de 1940, filho de José Henrique Pereira da Silva Neto e Isaíras Pereira da Silva.

Sociólogo e professor, desenvolveu atividades junto ao então Arcebispo de Olinda e Recife, Dom Helder Câmara. Ensinou no Juvenato Dom Vital, na Cúria Metropolitana do Recife, nos colégios Marista, Nóbrega e Vera Cruz, na Escola Técnica do Derby e na Faculdade de Ciências Sociais.

Ordenou-se em 1965, na Igreja da Torre, e dedicou-se ao trabalho de orientação a jovens, na Arquidiocese de Olinda e Recife. Padre Henrique além de prestar assistência à juventude, manteve contato com estudantes cassados e era claramente contrário aos métodos de repressão utilizados pela ditadura militar. Em várias ocasiões, recebeu ameaças de morte, através de ligações telefônicas procedentes do Comando de Caça aos Comunistas (CCC). Mesmo com as ameaças, Padre Henrique não se deixou intimidar e continuou desenvolvendo suas atividades, vindo por isso a pagar com a própria vida.

Na noite do dia 26 de maio de 1969, então com 28 anos de idade, Padre Henrique foi seqüestrado depois de participar de uma reunião com um grupo de jovens católicos, no bairro de Parnamirim. No dia seguinte, foi encontrado morto com marcas de tortura em um matagal na Cidade Universitária.

O assassinato do Padre Henrique causou uma comoção geral. Milhares de pessoas, exibindo faixas e cartazes, acompanharam o enterro que se transformou em manifestação pública contra a ditadura militar e seus órgãos de repressão diretamente responsabilizados pelo crime. As investigações nunca chegaram a uma conclusão definitiva por causa do envolvimento dos assassinos com o regime dominante. O processo controverso e volumoso foi arquivado e reaberto inúmeras vezes, sem que nada ficasse esclarecido até a prescrição do crime.

Segundo Dona Isaíras Pereira da Silva, mãe do Padre Henrique, em declaração feita ao Jornal do Commercio, Recife, em 24 de julho de 1981, depois do assassinato do seu filho, começaram as perseguições a sua família. Seu filho Adolfo, que havia sido aprovado em concurso da Polícia Militar, foi preso sob a acusação de roubo de imagem sacra; Henrique, (outro filho) seminarista, também acusado de subversivo foi morar no exterior; o quarto filho viveu com nome falso para se livrar da prisão. O pai do Padre Henrique não agüentou as pressões e, emocionalmente abalado, morreu em decorrência de problemas cardíacos.

No Departamento de Ordem Pública e Social (DOPS) de Pernambuco não há nenhum registro sobre o Padre Henrique, antes da sua morte. Os arquivos começam com o laudo técnico do Instituto de Polícia Técnica do Estado sobre o seu assassinato.

Recife, 31 de julho de 2008.

FONTES CONSULTADAS:

BRASIL. Secretaria Especial dos Direitos Humanos.Comissão Especial sobre Mortos e Desaparecidos Políticos. Direito à verdade e à memória: Comissão Especial sobre Mortos e desaparecidos Políticos. Brasília, 2007. Disponível em: . Acesso em: 31 jul. 2008.

CIRANO, Marcos. O assassinato do Padre Henrique. Continente Documento, Recife, ano 3, n. 25, p. 14-15, set. 2004.

FRANCA, Roberto. O seqüestro e morte do Padre Henrique. In: ______Contra a violência. Brasília: Câmara dos Deputados, 1992. p. 23-24.

FÓRUM DE ENTIDADES NACIONAIS D DIREITOS HUMANOS. Disponível em . Acesso em: 16 jul. 2008.

PADRE Henrique. Disponível em: . Acesso em: 10 jul. 2008.

PADRE Henrique. Disponível em: . Acesso em: 16 jul. 2008.


Texto extraído do blog: http://historiavermelha.blogspot.com/2009/05/padre-henrique-presente.html

sexta-feira, 15 de maio de 2009

Cuba: 50 años de Reforma Agraria

Cuba: 50 años de Reforma Agraria

Paco Azanza Telletxiki

ALAI AMLATINA, 15/05/2009.- La Constitución de 1940 contemplaba una reforma agraria, pero hasta 1959 ningún gobierno cumplió con su obligación de llevarla a cabo. Comportamiento comprensible -aunque inaceptable- ya que más del 80% de las mejores tierras cubanas estaban
en manos de un grupo de compañías norteamericanas, y, desde 1902, todos los gobiernos de la Isla –excepto el llamado “de los Cien Días”, que por eso mismo fue derrocado- siempre fueron proyanquis. Hubo de triunfar la Revolución, pues, para que la Ley de Reforma Agraria se pusiera en marcha.

Aprobada diez días antes, fue firmada el 17 de mayo de 1959, tres meses y medio después del triunfo, en La Plata, Sierra Maestra. Y supuso la eliminación de la cruel y enajenante explotación del campesinado cubano por parte de los terratenientes. Esta ley tuvo su antecedente, sin embargo, ya que Fidel firmó la Ley No. 3 sobre el derecho de los campesinos a la tierra. Todavía en guerra, ésta entró en vigor en todos los territorios liberados, como ejemplo vivo de lo acordado por las masas campesinas representadas en el Congreso en Armas.

En aquella primera ocasión, los campesinos beneficiados fueron 340, que, junto a sus familias, se convirtieron en propietarios de la tierra que trabajaban. Obviamente, acabada la guerra, la Reforma Agraria del 17 de mayo supuso una mejora infinitamente superior en todos los sentidos;
aquí estaríamos refiriéndonos a más de 200.000 campesinos los beneficiados con el reparto de las tierras -cuatro millones de hectáreas aproximadamente-. Además las mejoras no se limitaron a la entrega de éstas, sino que también supusieron el acceso por parte del campesinado a servicios tan elementales como la asistencia médica, las escuelas y los maestros, entre otros, que antes siempre se les había negado.

La Ley de Reforma Agraria fue un compromiso recogido en el Programa del Moncada que, cumplido en la fecha indicada tras quedar nacionalizadas todas las propiedades de más de 420 hectáreas, supuso la desaparición definitiva del latifundio. Posteriormente, una segunda Ley de Reforma Agraria -1961- limitó el tamaño de las propiedades a un máximo de 66 hectáreas, con lo que la burguesía de este sector quedó prácticamente eliminada. Ese mismo año nació la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños –ANAP-, que tan importante papel jugó –y juega- en la organización de los campesinos.

De más está decir que la puesta en vigor de la ley que nos ocupa chocó frontalmente con los intereses económicos de los norteamericanos. No en vano, como consecuencia de aquella medida revolucionaria, las compañías azucareras perdieron más de 674.000 hectáreas de tierras, así como varios millones de dólares por futuras exportaciones del cultivo comercial.

De todos modos, las medidas adoptadas por el gobierno a través del Instituto Nacional de la Reforma Agraria –INRA-, creado en 1959 para ejecutar las políticas económicas y sociales relacionadas con la reforma agraria, no fueron discriminatorias, ya que fueron dirigidas contra todos los terratenientes, sin importar su nacionalidad; y además, como ya ha quedado dicho, estaban amparadas por la Constitución de 1940. Por otra parte, la forma de indemnización fue bastante más generosa que en la ley agraria impuesta por Estados Unidos a Japón en la postguerra: ésta sólo otorgaba el 2,5% de interés anual y los pagos en veinticinco años; y con la Ley de Reforma Agraria cubana la amortización pagadera se situó en veinte años y un 4,5 % de interés anual.

Por si fuera poco, el gobierno revolucionario planteó repetidas veces su disposición a renegociar estos términos, pero Estados Unidos declinó la propuesta renegociadora –no así el resto de los países afectados- y prefirió mantener las indemnizaciones como una deuda aún no pagada.

Conviene recordar que las tierras fueron compradas por los capitalistas yanquis a precios irrisorios. En 1901, por ejemplo, un tal Preston llegó a comprar 75.000 hectáreas en la zona de la Bahía de Nipe –hoy provincia de Holguín- por 400.000 dólares, es decir, a menos de seis dólares la hectárea. Amparado en la Ley de Reforma Agraria, las tierras del central Preston fueron expropiadas por el gobierno revolucionario el 14 de mayo de 1960. Entregadas a los campesinos, esta zona adoptó el nombre de Guatemala en homenaje al pueblo al que, en 1954, la propia United Fruit Company había frustrado la reforma agraria mediante el derrocamiento del gobierno legítimo y popular de Jacobo Arbenz.

Quizá porque la familia de Fidel poseía miles de hectáreas de tierra en Birán, provincia de Holguín y pueblo natal del Comandante, muchos enemigos se hicieron falsas ilusiones pensando que triunfada la Revolución sus dirigentes no se atreverían a tanto. Pero se equivocaron. Fidel cumplió su promesa de llevar a cabo la Ley de Reforma Agraria, y las tierras de su familia fueron igualmente entregadas a los campesinos, tras ser nacionalizadas por el propio Fidel con su firma como Primer Ministro, primero, y como Presidente del INRA después.

El 19 de mayo de 1960, el periódico Sierra Maestra publicó en una de sus páginas lo siguiente: “Los maledicentes que siempre pensaron que la Ley de Reforma Agraria no alcanzarían los predios de Sabanilla de Birán, por el hecho de ser de la familia del máximo líder, tendrán ahora que morderse la lengua al contemplar cómo la primera tierra que se reparte en el municipio de Mayarí, es la del propio Fidel Castro”. Expropiadas las citadas tierras, éstas fueron repartidas entre 204 familias.

Ante la necesidad de elevar la producción y con el propósito de relanzar al sector agrícola, el pasado año se aprobó el Decreto-Ley 259 sobre la entrega de tierras ociosas en usufructo. La iniciativa está teniendo buena acogida; hasta el momento ya se han entregado más de un millón de hectáreas entre los miles de solicitantes; muchos de los cuales nunca antes habían tenido contacto laboral con el campo. A partir de 1959, pues, el 17 de mayo siempre está presente en la memoria del campesinado cubano, y también en la del resto del pueblo.


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quinta-feira, 7 de maio de 2009

EDUCAÇÃO E POLITICIDADE NA VENEZUELA: UM EXEMPLO PARA A AMÉRICA LATINA

EDUCAÇÃO E POLITICIDADE NA VENEZUELA: UM EXEMPLO PARA A AMÉRICA LATINA*

Gutemberg Miranda

Ao dialogar sobre o Humanismo e Revolução a partir das obras de Paulo Freire e Marx, com estudantes, professores e movimentos sociais na cidade de Maracaibo, não imaginava que estaria vivenciando um processo tão intenção de humanização, educando-me tão profundamente num contexto mediatizado por experiências concretas de transformações sociais, políticas e culturais, como as que estão ocorrendo na Venezuela atualmente, em que o povo vem protagonizando e tornando-se sujeito de sua própria história. Conforme sempre insistira Paulo Freire, “a raiz mais profunda da politicidade da educação se acha na educabilidade mesma do ser humano, ou seja, não há vida sem educação e por conta disso a neutralidade da educação não passa de uma mentira, de uma ideologia e pedagogia bancárias”. Do mesmo modo, Marx antes de criticar os filósofos que só interpretavam o mundo e não se comprometiam com a transformação da realidade, afirmara que o educador precisa ser educado e que “a transformação das circunstâncias e da atividade humana só pode ser tomada e racionalmente entendida como práxis revolucionária”.

É bastante diferente falar em revolução diante de um processo revolucionário a sua frente. Conviver com a politicidade do dia-a-dia das pessoas, dos estudantes e professores foi muito marcante para mim. Testemunhar famílias discutindo política intensamente, observar que tamanha polarização se aguça ainda mais nas esferas macrosociais, como na mídia e nas esferas públicas em geral, representou uma importante experiência, através da qual, minha leitura do mundo passou a redimencionar aquelas leituras que antes só conhecia através de debates acadêmicos ou da leitura dos livros.

No dia 22 de abril tive a oportunidade de dialogar com a comunidade acadêmica da Universidade de Zulia, foram três horas de debates intensos sobre a problemática do humanismo e da revolução na obra de Paulo Freire. Entusiasmei-me com o interesse dos estudantes e com o acolhimento dos professores do Departamento de Filosofia Latino-Americana, que promoveram o evento e nutrem profundo respeito pelo pensamento de Paulo Freire. Aos Professores da Escola de Filosofia, Lino Morán, Joan Mendez e René Arias, quero expressar meus profundos agradecimentos e compromisso em contribuirmos para a integração latino-america através da filosofia da libertação.

Em 23 de abril ocorreu o Fórum Humanismo e Emancipação na Obra de Paulo Freire, organizado pela FUNDACITE Zulia (Fundação para o Desenvolvimento da Ciência e de Tecnonologia Universidade de Zulia), órgão do Ministério do Poder Popular para a Ciência e Tecnologia. Este evento contou a presença de docentes da rede pública, conselhos comunitários e investigadores científicos. Participei do ciclo de conferências cuja mesa composta pelos professores Lino Moran e Joan Méndez e pelas autoridades da FUNDACITE, Dr. Nelson Márquez e Dra. Bienvenida Romero. Foi um dia muito especial, que reuniu cerca de 300 participantes e tivemos a oportunidade de dialogar através de oficinas de discussão, verdadeiros círculos culturais no dizer de Paulo Freire e que os Venezuelanos chamam de taller. O compromisso com o pensamento de Paulo Freire estava muito presente na forma com que tal evento foi organizado e no testemunho e relato de experiências dos participantes, dos professores, autoridades e militantes dos movimentos sociais venezuelanos.

Tive a oportunidade de apresentar uma conferência sobre A Utopia do Sujeito no Pensamento de Marx, e de perceber a importância que o marxismo vem assumido por parte dos professores do departamento de Filosofia Latino Americana da Universidade de Zulia. Através das revistas editadas pelo Centro de Estudos Filosóficos do Centro de Humanidades e Educação da Universidade de Zulia e da Revista Internacional de Filosofia IBeroamericana e teroria Social: Utopia e Práxis Latinoamericana, pude entusiasmar-me com a possibilidade de discutirmos temas muito próximos da pesquisa que venho desenvolvendo e com os problemas atualmente discutidos pelos professores da Universidade de Zulia e na construção de um projeto de revolucionário para a filosofia latinoamericana.

Emocionei-me bastante ao conhecer as Aldeias Universitárias, assistir com meus próprios olhos tentativas de descolonização vivenciadas na práxis concretas de homens e mulheres empenhados em transformar a história. Como são belas as escolas e universidades cuja autonomia parte da comunidade, dos seres sociais, indígenas, jovens, lideranças comunitárias. A crítica freireana à extenção universitaria vem sendo levada bastante a sério pelo governo venezuelano. O saber se constrói na base, na realidade local das pessoas e não pode ser algo trazido de fora, não pode se confundir com a invasão cultural. As Aldeias Universitárias, a abolição do analfabetismo na Venezuela, as Escolas de Quadros Políticos e as Escolas Bolivarianas, constituem compromissos autenticamente revolucionários, em sintonia com os ideais de Paulo Freire e Karl Marx.

Saber que tudo isso é cantado por músicos venezuelanos da atualidade, recitado por poetas populares e vanguardas culturais, e que grande parte da sociedade está empenhada em compreender a historicidade da nação e construir o socialismo, representa um grande ensinamento para toda a América Latina. A criticidade do povo venezuelano é visivelmente constatável nas ruas, na arte e na atual conjuntura política, que atualmente vem confirmando e legitimado a proposta de Hugo Chaves.

Recife e Maracaibo se parecem bastante; antropologicamente: nossas origens mestiças; nossa geografia: clima e vegetação; compartilhamos também daquela poética mineral que só o Capibaribe e o Lago de Maracaibo (o maior do mundo) podem propiciar. Por tudo isso, devo parafrasear Neruda ao sintetizar minha experiência na Venezuelana: “Confesso que Vivi”.


* Texto inspirado na viagem de Gutemberg Miranda à Vanezuela